El pasado martes 30 de julio, la ministra de Sanidad, Mónica García, ofreció declaraciones tras la aprobación del anteproyecto de ley sobre el alcohol en el Consejo de Ministros. Este nuevo marco legal trae consigo importantes restricciones a la venta, patrocinio y consumo de bebidas alcohólicas, medidas que buscan reducir el impacto del consumo de alcohol, especialmente entre los jóvenes y colectivos vulnerables.
Una de las medidas más destacadas de este anteproyecto es la eliminación de la publicidad de bebidas alcohólicas en la vía pública. Con la entrada en vigor de la ley, los anuncios de alcohol desaparecerán de los espacios urbanos, abarcando todo tipo de formatos como pantallas digitales, carteles en marquesinas y vallas publicitarias. Además, la prohibición se extiende a los elementos que encontramos habitualmente en las terrazas de bares y restaurantes: sillas, mesas, toldos, sombrillas y servilleteros, que hasta ahora han sido vehículos de promoción de marcas como Mahou, Cruzcampo, Heineken y Estrella Galicia.
¿Por qué se incluyen las bebidas 0,0?
Curiosamente, esta normativa no se limita solo a las bebidas alcohólicas tradicionales, sino que también abarca a las denominadas bebidas 0,0, que aunque no contienen alcohol, se consideran parte de la promoción de marcas que sí venden productos con alcohol. Según el Ministerio de Sanidad, las 0,0 representan un riesgo de «0,0 washing», una estrategia que consiste en utilizar productos aparentemente saludables o sin alcohol para mantener el posicionamiento de marcas vinculadas al consumo de alcohol.
El concepto detrás de esta medida es que, aunque las bebidas 0,0 no contengan alcohol, siguen asociándose a las marcas de bebidas alcohólicas y refuerzan su presencia en el imaginario colectivo, contribuyendo indirectamente a la normalización del consumo de alcohol, especialmente en espacios frecuentados por menores.
Limitaciones a la publicidad en zonas cercanas a menores
Otra de las restricciones que introduce el anteproyecto es la prohibición de colocar publicidad de bebidas alcohólicas a menos de 200 metros de centros educativos, sanitarios, parques y lugares de ocio infantil. La finalidad es reducir la exposición de los menores de edad a los mensajes publicitarios que fomentan el consumo de alcohol, lo que refuerza el objetivo de la ley: proteger a los colectivos más vulnerables.
De esta manera, las áreas cercanas a colegios, centros de salud, parques y otros puntos clave para los jóvenes quedarán libres de anuncios relacionados con bebidas alcohólicas. En consecuencia, muchos de los anuncios tradicionales que asociamos con el verano, como las terrazas llenas de mobiliario con logotipos de marcas cerveceras, podrían desaparecer de la escena urbana española en los próximos años.
¿Qué implicaciones tiene esta ley para el consumidor?
La ley del alcohol traerá cambios visibles en el día a día. No solo dejarán de estar presentes los grandes carteles publicitarios o las campañas en marquesinas, sino que las terrazas de bares y restaurantes también tendrán que adaptarse. Las icónicas sillas y mesas que llevan los logos de las cervezas más populares dejarán de formar parte del mobiliario urbano, algo que podría modificar la estética de muchos establecimientos.
Este anteproyecto de ley aún debe superar diversas fases legislativas antes de su aplicación definitiva, pero marca un antes y un después en la manera en que se regula la publicidad de bebidas alcohólicas en España. El debate público sobre su impacto tanto en la salud pública como en la economía de sectores como el de la hostelería ya ha comenzado, y sin duda será un tema de conversación en los próximos meses.
Sin embargo, lo que está claro es que las autoridades sanitarias buscan poner freno a la normalización del consumo de alcohol en la sociedad, especialmente entre los jóvenes, y las restricciones publicitarias son un paso clave en esta dirección. El tiempo dirá si estas medidas resultan efectivas en la lucha contra los problemas asociados al consumo de alcohol, pero lo que es seguro es que cambiarán el paisaje urbano al que estamos acostumbrados.
