La cerveza como tendencia en el consumo mundial frente al vino y los refrescos

Distribución a Hostelería
Consumo de cerveza

Nuestra querida reina de terrazas y chiringuitos es la tercera bebida más consumida en el mundo después del agua y el té/café además de ser el top ventas frente al vino y los refrescos. En el mundo se gasta al año 385.567 millones de euros en cerveza, y es que, ¿a quién no le apetece unas cañas bien frías en una terraza con unos amigos?

¿En qué puesto se encuentra España en el consumo de cerveza?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Irlandeses, Noruegos, Australianos, Británicos y Alemanes son los que más invierten, con unas cifras de gasto por habitante de 563,88, 508,90, 321,90, 314,22 y 312,75 euros, respectivamente. Los países en los que se bebe más cerveza son China, Estados Unidos, Brasil, Alemania y Rusia, con un consumo de 58.993, 24.017, 13.353, 8.734 y 8.458 millones de litros, respectivamente. Los checos son los que más cerveza consumen por habitante. España, por su parte, ocupa el quinto puesto en el mundo en lo que respecta a consumo de cerveza, con una media de 92 litros por habitante, mayor de edad, y año.

En nuestro país, la cerveza no tiene rival entre las bebidas frías. Los españoles gastamos al año alrededor de 13.160 millones de euros en cerveza, suponiendo el 3,4% del gasto total mundial en este tipo de bebida, lo que supone que cada español invierte 283,67 euros en cerveza, según las cifras analizadas por el estudio de Constanza Business & Protocol School ‘El gasto en cerveza‘. Concretamente Andalucía (2.221 millones de euros) y Cataluña (2.219 millones de euros) son las regiones donde más se gasta en cerveza.

¿Por qué a los españoles nos gusta tanto la cerveza?

La explicación a este gran liderazgo de la cerveza se encuentra en varios motivos como son: motivos económicos, de costumbres o de índole incluso psico-sociológica.

Si hay algo en lo que todos los españoles nos ponemos de acuerdo es en lo mucho que nos gusta nuestra «cultura del terraceo». Estos momentos de ocio, relajación y liberación, así como los encuentros con los amigos solemos relacionarlos con la cerveza. Esta bebida nos ayuda a desinhibirnos además de ser social y muy transversal: la consumen mujeres y hombres, de diferentes clases sociales.

Un dato importante a tener en cuenta es que aunque la cerveza es una bebida alcohólica su consumo moderado está socialmente aceptado en España. Su contenido en alcohol suele ser por norma general de 4,5 grados por lo que con un consumo moderado de esta, genera en el consumidor un efecto relajante que despierta una placentera sensación de bienestar. Con el tiempo acabamos asociando la cerveza con esa sensación. En cuanto damos el primer trago, nuestro cerebro libera dopamina, produciendo un efecto agradable y liberador.

Por otro lado, las bebidas amargas suelen contener componentes psicoactivos que generan adicción en los consumidores. Otros claros ejemplos que podemos ver en nuestro día a día son: la cafeína del café o el vino y, en menor medida, la teína del té. Cuanto más bebemos estas bebidas, más nos gustan, en parte por la sensación mental de recompensa que nos aportan. Las personas que prefieren bebidas amargas suelen tener más propensión genética a ceder ante sustancias adictivas.

A la receta del éxito de la cerveza entre los españoles hay que añadir algo indispensable: el turismo. España recibe cada año millones de visitantes, muchos de ellos de gran arraigo cervecero como alemanes y británicos.

Esta bebida también es muy apreciada por los hosteleros ya que les reporta de media uno de cada cuatro euros que entran en su caja registradora.

Cerveza Vs Vino

Esta particular batalla cerveza-vino se resuelve a favor de la primera tanto dentro como fuera del hogar pero, si cabe, con mucha más fuerza en los bares y restaurantes, donde las cañas tienen mucha penetración: casi el 90 % de los españoles reconoce que opta en alguna ocasión por ella a lo largo del año.

Desde el sector del vino, son muchos los que reconocen que la falta de frescura juega en su contra, y no son pocos los que ya abogan abiertamente por innovar con prácticas otrora consideradas poco menos que un sacrilegio, como beberlo con hielo, en vez de a temperatura ambiente.

Pese a que España es un país de larga tradición vinícola, tampoco el factor precio ayuda al sector en esta lucha, una diferencia especialmente notable en el consumo doméstico: el precio medio del vino subió el año pasado un 6,6 % anual, hasta los 2,89 euros por litro, y la cerveza lo hizo un +3,7 %, hasta los 1,26 euros por litro.

Por otro lado, un informe de la consultora BMC Estrategic Innovation elaborado para el sector del vino reconoce el éxito de la cerveza en el ámbito de las relaciones sociales, en un país donde su binomio con la tapa es difícil de fracturar.

El vino, en cambio, tiene una imagen sibarita, más asociado a clases medias-altas y vinculado con momentos y ocasiones especiales.

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