En este artículo analizaremos los pros y contras del reciente sistema de cotización para trabajadores autónomos y su impacto en su seguridad social.
El sistema de cotización y las modificaciones en ciertas prestaciones están generando un gran interés en la protección social de los trabajadores autónomos. Los miembros del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) se preguntan sobre los posibles beneficios y desventajas.
Es cierto que el tiempo será el árbitro final en esta discusión, y es probable que los trabajadores autónomos no se vean afectados de la misma manera. Sin embargo, es importante tener en cuenta otro factor: el cambio en la forma en que se brinda la cobertura.
¿Qué es la cobertura de la protección social?
Las prestaciones son esencialmente mecanismos que ofrecen beneficios económicos en caso de situaciones que impidan el trabajo o hagan necesario un descanso. Entre las contingencias más importantes se encuentran:
- Jubilación (por edad, enfermedad o accidente).
- Incapacidad temporal (por enfermedad común o profesional o por accidente).
- Cese de actividad.
- Maternidad, paternidad, riesgo durante el embarazo, ejercicio corresponsable del cuidado del lactante; cuidado de menores afectados por cáncer u otra enfermedad grave y otras situaciones familiares similares.
- Fallecimiento, con atención especial a los familiares afectados, por ejemplo, cubriendo la viudedad.
¿Cuáles son los principales sistemas de protección social para autónomos?
Destacan tres sistemas de protección social para autónomos.
La protección del RETA
La Seguridad Social se rige por los siguientes principios:
- Obligatoriedad: Todos los meses, se debe pagar una cotización que, a partir de 2023, se basa en los ingresos reales. Anteriormente, se podía elegir entre una base mínima y máxima.
- Cobertura solo en caso de contingencias cubiertas: Solo se reciben las prestaciones en caso de que se produzcan las contingencias cubiertas.
- No hay forma de rescate de lo aportado.
- Las cuantías y el cobro de cada prestación dependen de la regulación vigente en el momento en que se produce la contingencia.
Los sistemas privados de previsión social
Existen diferentes sistemas que se basan en contratos entre los autónomos y entidades financieras o aseguradoras, en ocasiones con la colaboración de asociaciones o colegios profesionales, y en otras, iniciativas propias del trabajador autónomo. Entre ellos destacan los planes de pensiones y diversos tipos de seguros.
Aunque suelen cubrir prestaciones similares a las de la Seguridad Social, tienen características distintas:
- Son un complemento del sistema obligatorio de la Seguridad Social. Las aportaciones suelen ser voluntarias, aunque en algunos casos existen límites legales.
- Los contratos se basan en un equilibrio financiero que relaciona las prestaciones recibidas y las aportaciones realizadas. Este equilibrio suele estar ligado al rendimiento de las inversiones en las que se invierten las aportaciones.
Otros medios de ahorro personal
Además de los sistemas mencionados, los autónomos también pueden ahorrar utilizando otras vías. En este caso, el objetivo no es tanto recibir una prestación en caso de contingencia, sino disponer de fondos para el futuro. Algunas alternativas incluyen:
- Dotar de fondos propios al negocio.
- Adquirir activos financieros como depósitos bancarios, acciones, participaciones en instituciones de inversión colectiva, derivados, participación en otros negocios, entre otros.
- Invertir en bienes inmuebles.
- Adquirir otros tipos de activos físicos o intangibles.
¿Qué cambia con el nuevo sistema de cotización?
El cambio hacia una mayor implicación de la Seguridad Social en la protección social de los autónomos presenta tanto beneficios como limitaciones.
Principales ventajas
El sistema de protección social de los autónomos está experimentando un cambio hacia un mayor protagonismo de la Seguridad Social, lo que presenta tanto ventajas como inconvenientes. A pesar de que los autónomos tendrán que cotizar más, esto permitirá una elevación de las bases reguladoras de las prestaciones y, en consecuencia, cobrar más en el momento de las contingencias. Además, se reducirán los casos de desprotección por imprevisión y el sistema público será menos vulnerable a riesgos financieros extremos. La regulación de las prestaciones también es más dinámica y se adapta con mayor facilidad a los cambios del entorno. Todo esto reduce los riesgos que el autónomo asume por falta de cobertura, lo que facilita la toma de riesgos empresariales y el desarrollo de proyectos y transformaciones. Por otro lado, el aumento de la cotización puede resultar una carga adicional para algunos autónomos, y la regulación de la Seguridad Social puede no adaptarse a las necesidades específicas de cada autónomo.
Principales inconvenientes
El sistema de protección social de los autónomos está experimentando cambios hacia una mayor implicación de la Seguridad Social, lo que tiene pros y contras. Por un lado, los autónomos deberán pagar más por sus cotizaciones, pero esto permitirá que las bases reguladoras de las prestaciones aumenten, lo que significa que recibirán más dinero en caso de contingencias. Además, esto reducirá los casos de desprotección por falta de previsión y el sistema público será más seguro ante riesgos financieros extremos. Además, la regulación de las prestaciones será más flexible y se adaptará mejor a los cambios del entorno. Esto también significa que los autónomos tendrán menos riesgo de no estar protegidos en caso de contingencias, lo que les permitirá asumir más riesgos empresariales y desarrollar proyectos y transformaciones. Sin embargo, algunas personas podrían sentir que el aumento de la cotización es una carga adicional y la regulación de la Seguridad Social no puede satisfacer todas las necesidades específicas de cada autónomo.