¿Relocalización? Nueva tendencia de moda en muchos de los sectores industriales

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La relocalización de la producción de bienes y servicios es una tendencia a la que cada vez se apuntan más empresas por diferentes motivos.

  • Te explicamos qué es la relocalización en contraposición a la deslocalización.
  • La COVID-19 y la crisis de los microchips son una invitación para pensar en la relocalización.

En marzo de 2012, José María Álvarez-Pallete, presidente y consejero delegado de Telefónica Europa, anunciaba la relocalización de los call centers de Telefónica de nuevo en España. Todo esto tras más de una década en el exilio.

Aparte de Telefónica, otras empresas del mismo sector y de otros, volvieron a traer sus call centers a España. Además, los usuarios de estos servicios en nuestro país valoraban mejor la prestación de dichos servicios realizada por compatriotas.

La relocalización es una tendencia a la que cada vez se están apuntando más empresas, ya no solo de servicios.

¿Qué es la relocalización?

La Real Academia Española (RAE) admite localizar y deslocalizar, pero no acepta relocalizar como vocablo. A pesar de ello, este término está ampliamente extendido para referirse a un cambio de ubicación de un proceso productivo, que había sido previamente deslocalizado.

La RAE nos permite emplear localizar en un determinado proceso productivo, determinando o señalando su emplazamiento. También, acepta el uso de deslocalizar, refiriéndose al traslado de la producción industrial de una región a otra o de un país a otro. Normalmente debido a la búsqueda de menores costes empresariales de producción. A pesar de ello, traer la producción de vuelta se queda sin palabras en el diccionario de la Real Academia Española.

La inclusión del prefijo re- indica repetición o vuelta atrás. Por tanto, nos permite indicar que relocalización consiste en volver a localizar la producción en otra ubicación o revertir una deslocalización antes realizada.

Deslocalización vs relocalización

La deslocalización hace referencia al traslado de la producción, o la prestación de servicios, a un país que le genere ventajas competitivas. Esto ocurre, principalmente, porque el lugar presenta unas condiciones más favorables o cuenta con mano de obra más barata.

Además, mediante la deslocalización, también se busca producir en países con menos derechos laborales y menos controles y normativa en materia de medioambiente.

Sin embargo, la deslocalización también tiene sus inconvenientes. Podemos encontrar diferencias culturales e idiomáticas, que afectaban de manera negativa a los servicios de los call centers de Telefónica que habían sido deslocalizados.

Ahora, los vientos están cambiando y fabricar en China es cada vez más caro y arriesgado. Por ello, cada vez son más las empresas españolas que vuelven a nuestro país o trasladan su producción a otros países como Vietnam o Marruecos.

Por otra parte, la relocalización mejora la economía interna de un país, al producirse, comercializarse y consumirse los bienes o servicios dentro de sus fronteras. Además, se protege el medio ambiente y se ahorra en costes de transporte.

Otra ventajas de relocalizar la producción es la protección de patentes. Cuando se trasladan diseños y el know how a otros países, para la producción de determinados productos, son más fáciles su pirateo y falsificación.

También, conviene destacar la importancia de garantizar el abastecimiento de determinados productos claves para la sociedad o los procesos productivos. Esta situación se ha puesto de manifiesto por la demanda insatisfecha de material sanitario con motivo de la COVID-19. Además, hemos visto recientemente la falta de microchips para el sector de la automoción, que está paralizando las cadenas productivas de las factorías automovilísticas.

La COVID-19: un acicate para la relocalización

La Unión Europea ha podido controlar, o al menos limitar, la exportación de vacunas producidas dentro de la Unión Europea contra la COVID-19. De esta forma, ha tratado de garantizar el cumplimiento de los contratos firmados con las farmacéuticas. Sin embargo, otros países en los que no se producen estas vacunas, pueden ver restringida la importación de estos fármacos a pesar de tener acuerdos firmados.

Pero no solo es importante la producción de vacunas. También, lo ha sido y es la fabricación de respiradores y otro tipo de material sanitario necesario para combatir la COVID-19.

Por tanto, en un contexto de crisis sanitaria global, poder producir internamente y controlar la distribución de vacunas u otro material sanitario para combatir el coronavirus, es un factor determinante. Así, se trata de garantizar lo más preciado de cualquier país, el mantenimiento de las vidas humanas de sus ciudadanos.

Según un informe de la OMC se han constatado restricciones a la exportación en respuesta a la crisis de la COVID-19. Según este informe, se han producido prohibiciones y restricciones a la exportación, que han afectado a suministros médicos como mascarillas, fármacos, respiradores y otros equipos médicos.

En definitiva, se empiezan a ver cada vez más desventajas a la deslocalización. Esto está provocando que cada vez sean más las empresas que están pensando en relocalizar sus procesos productivos, o sus centros de prestaciones de servicios.

Artículo extraído de la fuente Saeg Advice de Sage, redactado por Jose Ramón Fernández de la Cigoña, reconocido blogger, experto en temas sobre contabilidad, finanzas y aspectos legales sobre empresas.

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